La Felicidad

Ésta palabra abarca un sin número de interpretaciones en el ser humano, es misteriosa y a veces difícil de discernir cuando no sabemos en realidad en qué parte de nuestro ser podemos descubrirla y disfrutarla, asimilarla y sentirla plenamente.

Ahogados por el materialismo del Siglo XXI, pensamos que en las cosas encontramos la felicidad, puede que si, pero ésta es pasajera. Los vacíos continúan dentro, anhelando encontrarla y sentirla de manera que nos brinde la paz y la alegría que ésta conlleva y que nos cause de verdad ese sentimiento de gozo que se experimenta en todo nuestro ser cuando la experimentamos.

Mi Colombia se caracteriza por encontrar personas felices en lugares como barrios marginados, en los semáforos donde jóvenes y niños venden mangos, aguacates, mamoncillos y otros productos fruto de nuestra tierra. Es increíble ver sus caras sonrientes a pesar de su vida llena de faltantes tanto materiales como sentimentales. Esa para mi es su felicidad, una sonrisa que ilumina su rostro.

Jóvenes adolescentes que patean cualquier pelota en un barrio marginado con el fin de disfrutar un rato con sus amigos, eso es felicidad.

Y las madres indígenas desplazadas por la violencia, sentadas en las calles tejiendo collares y pulseras, rodeadas de sus pequeños hijos, y aun así sonríen cuando nos acercamos a ver sus bellos trabajos artesanales.

Ver a personas con discapacidad participando en Colombia en las Olimpiadas de Fides, coordinadas por personas voluntarias que entregan sus fuerzas. Ver sus rostros resplandecientes cuando participan, cuando ganan una competencia. Eso es felicidad para ellos y para nosotros también.

En síntesis, la verdadera felicidad consiste en dar, en ofrecer lo poco que tenemos así sea una sonrisa y les garantizo que este gesto crea la más grande felicidad para el ser humano y la sentimos en todo nuestro cuerpo, el corazón late fuerte, los ojos nos brillan, queremos bailar, reír y disfrutar esos momentos de los que esta hecha la felicidad.

Namasté!